martes, 10 de febrero de 2009

¿Se puede disfrutar del Derecho?

Escribo estas líneas a poco de terminar un recurso de apelación y nulidad contra una resolución dictada por un Juzgado Federal en la cual se deniega un pedido excarcelatorio. Se presentará mañana (o mejor dicho hoy miércoles).

El pedido de excarcelación se hizo en base al Fallo Plenario "Díaz Bessone" (Plenario Nº 13) de la Cámara Nacional de Casación Penal y como los jueces solamente son garantistas cuando el involucrado es "gente como uno", resulta que al pobre tipo defendido (para colmo menor adulto) se le niega el derecho con fórmulas abstractas y argumentos arbitrarios.

Son 13 carillas. Recordar que el recurso de apelación sólo "debe ser motivado" porque la "fundamentación" (el desarrollo de los argumentos) debe hacerse ante la Cámara. Ahora sólo debo indicar los motivos.

Sentí placer al escribir. Al refutar cada oración, cada renglón.

Me imaginé ese burócrata con título de Juez que firma cualquier cosa, entre ellas ese interlocutorio que estoy apelando.

Me imaginé el Secretario Penal que delega en un(a) pobre meritorio o pasante (siempre relegado/a) la redacción del Auto Interlocutorio en cuestión.

Me imaginé "la piba" de buen culo, recién recibida y recientemente designada en esa Secretaría cuyo único mérito es ser amante del Secretario en cuestión y que a poco de llegar se le ocurre "mandonear" por la sola circunstancia de contar con la cobertura y la "chapa" de ser la amante del Secretario.

Me imaginé el Fiscal, un tipo absolutamente bruto e incapaz de hilvanar dos ideas seguidas, que llegó a poner en uno de sus requerimientos que "el imputado debía probar su inocencia" como si todos fuéramos culpables a contramano de lo que dice la Constitución.

Sentí placer al escribir y demostrarles que "eso" que ellos hacen es lo peor para el Derecho, para lo que estudiamos, para la sociedad; que son unos "garcas", que no tienen capacidad para fundamentar un mísero interlocutorio que se adecúe a la doctrina obligatoria de la Cámara de Casación.

Sentí placer defendiendo un "pendejo" menor de edad que lo agarraron con una mochila llena de marihuana y lo procesaron por transporte -art. 5, inc. c) de la Ley 23.737- porque más allá de que es un pecador "irrecuperable", el sistema judicial persigue a las "mulas" y nunca a los "cerebros" u "organizadores" del tráfico de estupefacientes.

Sí, sentí placer.

Porque esos tipos que están con títulos de Juez, Secretario, Fiscal, etc., no llegaron a ese lugar a base de capacidad sino que llegaron por acordar con el poder político, por "prostituirse" como seres humanos.

Y sé positivamente que no van a resolver conforme a derecho. Van a resolver conforme sus convicciones autoritarias, conforme el abuso de poder que está tan de moda en cualquier espacio por el que se transite (y en el judicial ni les cuento!).

El apotegma es más o menos así:
-Para el débil o vulnerable todo el peso de la ley y la inversión de la carga probatoria.
-Para el poderoso todas las garantías constitucionales y los mejores abogados lobbystas que se pueda pagar incluyendo el aspecto mediático (como Grassi).

Siento placer ahora, cuando al terminar el escrito y releerlo me satisface.

Me tomo una cerveza, hago una pausa, me como tres rodajas de peceto mechado y arroz con hongos regado con un malbec del Club del Vino (gracias que lo puedo pagar) y siento placer.

Mañana me toca apelar un procesamiento. El imputado se quiso suicidar -entre otras cosas- y tengo la íntima convicción de que es "re-culpable", pero no importa. Me voy a esforzar "al mango" para defenderlo. Es gratis y siento placer.

Esa manga de "garcas" obsecuentes y brutos que habitan en el Poder Judicial se merecen que les haga la vida imposible con todos mis planteos, citando todas las garantías constitucionales y tratados de derechos humanos.

Espero que sigan haciendo cagadas jurídicas como las que están acostumbrados y que sigan quedando en evidencia como lo que son: una manga de inoperantes.

Ah!, me olvidaba decir que estos recursos los hago gratis.

Quizás por eso siento placer, quizás porque es "La lucha por el Derecho" y estoy en una de las trincheras. Un privilegio.