miércoles, 22 de septiembre de 2010

Kirchner y el voto conservador

Por estas horas y cuando falta un año para la elección presidencial es notable la recuperación del oficialismo en las encuestas de imagen e intención a voto, sea que se tome a Néstor o a Cristina. Paralelamente la caída de la oposición y de sus máximos referentes es fácilmente observable.
Sin embargo, poco se ha escrito sobre la incidencia del voto conservador en las próximas elecciones. El voto conservador a que me refiero no es el "ideológicamente conservador", es decir aquel que piensa en términos elitistas o aristocráticos sino el que piensa en términos de conservación de su realidad material (social y económica).

Este tipo de voto conservador implícitamente se lo suele asociar con la ciudadanía independiente, guiada por instintos, por intuición, por sentimientos de odio o por sensaciones y percepciones que tiene de la clase dirigente. Es el voto de quien no quiere saber de problemas -si se me permite el término- nada de los quilombos, puteríos y cabarets que ofrece la política.
El voto conservador a que me refiero es -básicamente- el de la antipolítica y el de la supervivencia; individualista y egoísta; no pidan que ese voto piense racionalmente en términos ideológicos o de solidaridad colectiva porque defiende "su" realidad, actúa en base a prejuicios, a sentimientos primarios de entusiasmo, miedo y espanto.

En las elecciones presidenciales de 1983, cuando Alfonsín obtiene el triunfo, el voto conservador se manifestó a través del miedo hacia el peronismo y el espanto hacia la violencia de los años 70's, subrayada además por el célebre episodio de Herminio Iglesias y la quema del ataúd.
En las elecciones presidenciales de 1989, cuando Menem resulta electo, el voto conservador compró el buzón del salariazo y la revolución productiva, pero no lo hizo creyendo fervientemente en la esperanza que le despertaba el riojano sino en el espanto que le provocaba la hiperinflación alfonsinista, en el agotamiento e incapacidad de ese gobierno para superar los problemas de gestión.
En las elecciones presidenciales de 1995, Menem logró su reelección en el marco de la división opositora agrupada en el FrePaSo (Bordón-Álvarez) y en la UCR (Massacessi-Hernández). Además, ninguna de esas fuerzas transmitieron aptitud para conservar y continuar la estabilidad que ofrecía la convertibilidad. El voto conservador adopta la forma de "voto-cuota", "voto-electrodoméstico", y otras yerbas.

Poco antes de las elecciones legislativas de 1997, Chacho Álvarez, Graciela Fernández Meijide, Raúl Alfonsín y Fernando De La Rúa son las caras visibles de "la Alianza" que se presenta como alternativa política bajo el discurso de mantener la convertibilidad, combatir la corrupción y el desempleo.
Dos años después, en 1999, la Alianza exhibe sus equipos y cuadros técnicos, ofrece la imagen capaz de conservar el modelo económico (la convertibilidad) agregando la presencia de Chacho Álvarez como símbolo de la impronta progresista ligada a la justicia social por su origen peronista. Conjuga continuidad, esperanzas y expectativas de mejorar.
Si bien es cierto que la imagen de corrupción del gobierno menemista era indiscutible, su incidencia en el voto conservador fue insignificante. El motivo fundamental para que la Alianza pudiera atraparlo consistió en haber generado certidumbre sobre una continuidad económica sin sobresaltos, en asegurar el voto-cuota y el voto-electrodoméstico, con más el plus de recuperar niveles de trabajo y empleo.

Producida la caída de la convertibilidad en 2001 y luego del interinato de Duhalde, el voto conservador castiga al menemismo y al radicalismo, la figura de Kirchner se hace presente en el mapa político sin necesidad de segunda vuelta porque el voto conservador ya había extendido el certificado de defunción de los 90's y el de sus responsables emblemáticos.
Kirchner explicitó los ejes de su política: derechos humanos, desendeudamiento externo, ruptura con los 90's y con el FMI, políticas keynesianas para lograr el crecimiento del empleo, etc.
Cuatro años después, Cristina es ungida Presidente (o Presidenta como le gusta a ella) en las elecciones de 2007, en parte por una dispersión del arco opositor y en parte porque el voto conservador se expresa en el espanto por la experiencia aliancista (atribuible básicamente a la UCR) y en el deseo de mantener la realidad socio-económica que en ese momento ya había rendido algunos frutos.

En las elecciones legislativas de 2009 el voto conservador se expresa en forma de hartazgo por parte de los sectores medios y altos acerca de la forma en que se manejó el conflicto con el sector agropecuario, fuertemente fogoneado por los medios de comunicación concentrados, y hay que decirlo también, con un potente sentimiento antiperonista-antikirchnerista.
La idea-fuerza que inclinó la balanza fue la incapacidad e impericia para solucionar un interés -el del sector agrario- que la sociedad percibió como propio. La incidencia de hechos de corrupción, falta de transparencia, o de personajes identificados con ellos (Antonini, De Vido, Jaime, Moreno) fue insignificante empece las denuncias mediáticas reproducidas y acumuladas una y otra vez.
El voto conservador no se interesó por la corrupción ni por el supuesto autoritarismo, lo que hizo fue responsabilizar y castigar la aparición del conflicto caracterizado como "crispación" del gobierno. El voto conservador entendió que su tranquilidad estaba amenazada por la acción del gobierno y redireccionó su voto a distintos sectores de la oposición aceptando la oferta que éstos le hicieron de que habría más institucionalidad, más república; en definitiva la esperanza de un equilibrio de poderes.

Desde el 28-J el gobierno logró poner al desnudo una trama de intereses que puso en crisis el discurso ofertado por la oposición. El voto conservador se encuentra con que -en realidad- hay notables muestras de incapacidad y vedettismo en el seno del archipiélago anti-kirchnerista. Muchos vaticinios formulados por la oposición no se cumplieron; en cambio aparecieron "palos en la rueda", "judicialización de la política", "oposición por oposición misma". Demasiadas inconsecuencias.
El voto conservador se encuentra ante la disyuntiva. Por un lado, mantiene sus antipatías -con mayor o menor irracionalidad- hacia el oficialismo y -a pesar de todo- éste gobierna y sobrevive, administra la crisis, mantiene la estabilidad económica, se muestra gestionando a pesar del oposicionismo feroz. Por otro lado, un cambio de gobierno implica incertidumbre y alteración de su tranquilidad. No encaja con su lógica del status quo. No se trata de convicción sino del sentido conservador que es su esencia. Si en casi un año la oposición expuso incapacidad para gobernarse a sí misma, con mayor razón aún no podrá gobernar a los demás. El voto conservador no ha recibido la oferta de una alternativa de gobierno tranquilizadora, no hay demostración de que esa alternativa exista y es tarde para que suceda.

La Alianza (UCR-FrePaSo) se conformó poco antes de las legislativas de 1997, dos años antes de las presidenciales, esto es que la oferta de una alternativa de gobierno tuvo anticipación suficiente, se construyó durante dos años y despejó las dudas que el voto conservador pudiera tener sobre un "rejunte electoral".
A poco de un año para las elecciones presidenciales de 2011, la oposición enfrenta las debilidades analizadas por Hernán Brienza en Tiempo Argentino, de tal suerte que el voto conservador tiene claro que cualquier acuerdo electoral anti-kirchnerista será un "amontonamiento" que no ofrece garantías de gobernabilidad y tranquilidad sino -por el contrario- de inestabilidad y crisis.
Hoy por hoy, la hipótesis repetida de que "cualquiera le gana a Kirchner en segunda vuelta" ha caducado porque el propio comportamiento opositor ha extinguido esa idea. El voto conservador no se maneja en términos de respeto a las instituciones sino en términos de efectividad (y bien bilardista); no tendrá prurito en "hacer de tripas corazón", abandonar odios y rencores: en el cuarto oscuro revelará su instinto de conservación (por egoísmo obviamente).

El voto conservador no responde encuestas y si lo hace dirá "No Sabe/No Contesta" e incluso expresará una opinión opositora, pero llegado el momento responderá a su esencia conservadora, ahuyentará todo aquello que sea motivo de perturbación o intranquilidad o inseguridad o inestabilidad.
El voto conservador no arriesga ni arriesgará; no tiene convicción ni audacia, no caminará por la cornisa ni pegará ningún salto al vacío. La sustancia del voto conservador y la dirección que tomará el año que viene, se expresa en palabras de Jorge Asís:
"Cuando uno hace análisis político, uno tiene que olvidarse del voluntarismo: hoy Kirchner está más cerca del 40 que cualquier opositor de llegar al 30".

Pronto llegaremos a los 27 años de democracia.
A esta altura nadie come vidrio.

martes, 24 de agosto de 2010

Asociación Ilícita en el Gobierno Porteño

Lo único en común que pude llegar a tener con Maurizio fue una chica escort a la que tuve que recurrir luego de una semana y media de abstinencia, culpa de estar enfrascado en la pelea por destituir a la vieja Corte. En esa época el Maurizio ya estaba metido en la carrera política y según la mina es un gentleman. Todo esto fue antes de conocer a Natalia por lo tanto no hay reproche moral que hacerme y me amparo en la excusa absolutoria (estado de necesidad del momento).

Pero volviendo al Maurizio, resulta que el tipo fue a dar explicaciones a la Legislatura sin culpar directamente al Fino Palacios y sigue escudándose en que existe una confabulación de parte del Kirchnerismo y que le plantaron a Ciro James. Habría que analizar si Néstor y Cristina también le plantaron los abogados defensores porque si uno lee los motivos del recurso de apelación contra el procesamiento se advierte que no le dedican ninguna línea a la figura de la asociación ilícita (art. 210 CP).

Me parece muy muy extraño: ¿estrategia defensiva o qué?

Para aclarar el tema digamos que la CSJN tuvo oportunidad de tratar la figura de asociación ilícita en el recordado incidente de excarcelación de Emir Yoma (Fallos 324:3959) y básicamente dijo que no se configuraba por la "pluralidad de delitos" sino por la "pluralidad de planes delictivos" y que no requiere la existencia de delitos consumados (ni siquiera tentados). Según ese fallo otro elemento para configurar el tipo es la permanencia en el tiempo del acuerdo criminal.

Ninguno de estos aspectos fueron puestos en tela de juicio en los motivos del recurso de la defensa sino que simplemente se limitaron a dar por sobreentendida la existencia de la asociación ilícita aunque negando que Maurizio haya tomado parte en la misma.

Esto se puede interpretar como una forma de decir: bueno, no discutimos que hubo una asociación ilícita (entre Ciro James, Palacios y los otros imputados), pero nuestro defendido (Maurizio) no tiene nada que ver.

En política Maurizio no culpa al Fino Palacios, pero judicialmente parece que ya comenzó a "soltarle la mano". Por su lado, ni el Fino ni Ciro lo mandaron al frente al Jefe de Gobierno Porteño pero eso puede cambiar si se llega al juicio oral.

Los defensores podrían haber analizado el tipo penal, podrían haber sostenido que no se daban los requisitos, podrían haber alegado que en realidad las distintas escuchas constituyen hechos independientes con distintas motivaciones y deberían ser encuadradas en un concurso real de delitos, es decir "pluralidad de delitos" y no "pluralidad de planes delictivos" para -de ese modo- hacer caer la figura de la asociación ilícita.

Si hubieran abonado la tesis de que las distintas escuchas ilegales son hechos independientes, entonces con mayor razón se puede despegar Maurizio porque no habría forma de sostener que tomó parte en la ejecución de los hechos.

Reitero, me parece muy muy muy extraño. Me pregunto: ¿Algo se está quebrando?

Otro aspecto es el bien jurídico tutelado por el art. 210 CP, porque al estar incluido entre los delitos contra el orden público se entiende que debe producir «alarma social», «alarma colectiva», debe repercutir en el espíritu de la población y en el sentimiento de tranquilidad pública, produciendo temor por lo que puede suceder.

Allí es donde aparece Durán Barba diciendo que «a la gente, el tema de las escuchas no le importa un carajo», es decir que el asesor en marketing político hace bien en apuntar al bien jurídico para destruir el tipo penal que le enrostran al Maurizio.

Digo, no sé,… pero me parece que el ecuatoriano la tiene más clara que los letrados que ejercen la defensa técnica.

jueves, 15 de julio de 2010

Marcela y Felipe, de la victimización al encubrimiento

La obtención de muestras de ADN de las vestimentas secuestradas a Marcela y Felipe ha fracasado. No se debió a la ausencia de ADN sino que las prendas íntimas contenían ADN de varias personas (hombres y mujeres) cuando en rigor -de acuerdo al curso normal y ordinario de las cosas- sólo deberían tener el de sus portadores habituales.

Esta anormalidad -existencia de ADN de varias personas- permite sostener de manera indudable que Marcela y Felipe son hijos de desaparecidos; resulta indudable que sus progenitores eran comunistas, que descreían de la «propiedad privada» y alentaban la «propiedad social». Esto fue transmitido genéticamente a Marcela y Felipe quienes comparten la ropa interior (bombachas y medias) con muchas varias personas en un acto de ejercicio extremo de la idea de «propiedad social».

«Había olor a concha de varias gorditas y también olor a bolas», declaró un experimentado perito odorólogo (además de fetichista y vouyeur) que mantuvo contacto olfativo con la prenda mencionada (bombacha culotte) «No hay duda que el sistema ‘tiempo compartido’ no se reduce a los complejos turísticos sino que se ha extendido también al uso de prendas íntimas», sostuvo un entrepreneur.

Si pensamos de otro modo, si consideramos que Marcela y Felipe contaminaron adrede sus ropas interiores para impedir la individualización de sus respectivos ADNs, entonces no podemos sino pensar que estamos en presencia de víctimas que se han convertido en encubridores.

El art. 255 del Cód. Penal reprime con pena de prisión de un (1) mes a cuatro (4) años, al que alterare, ocultare, destruyere o inutilizare en todo o en parte objetos destinados a servir de prueba ante la autoridad competente.

A su vez el art. 277, inc. b) del Cód. Penal reprime con pena de prisión de seis (6) meses a tres (3) años al que, tras la comisión de un delito ejecutado por otro (en este caso por Ernestina) en el que no hubiera participado, ocultare, alterare o hiciere desaparecer los rastros, pruebas o instrumentos del delito, o ayudare al autor o partícipe a ocultarlos, alterarlos o hacerlos desaparecer.

Existe la posibilidad de que los jóvenes Marcela y Felipe hayan sido instigados por otra u otras personas a alterar las condiciones naturales en que las prendas debían estar en cuanto su destino probatorio (digamos que fueron los letrados Gabriel y Alejandro), entonces dichas personas revisten la condición de «determinadores» de acuerdo al art. 45 del Código Penal.

A esta altura del campeonato, entre los muchos horrores que ha dejado la Dictadura Militar se encuentra este nuevo capítulo; una de las consecuencias más graves del plan sistemático de muerte y destrucción que se inició a partir del 24 de marzo de 1976: que las víctimas se hayan convertido en encubridores de los delitos de sus victimarios.

Y los tecnócratas del derecho, que apoyan y sostienen la estrategia del entorpecimiento de una investigación judicial, desarrollan en el presente una ultraactividad de aquél plan sistemático criminal montado por la Dictadura.

La esfera de la intimidad está protegida por el art. 19 CN (qué duda cabe), pero de ninguna manera puede servir de escudo para encubrir y entorpecer las investigaciones judiciales sobre la comisión de un delito.

En materia penal, Carlos Santiago Nino acuñó un concepto denominado «enantiotelidad» del griego enantíos (contra), y telos (finalidad, objetivo, propósito). Para dicho autor el Principio de Enantiotelidad permite calificar las acciones que la ley está destinada a prevenir o, en otras palabras, que van contra la política o propósito central de la ley respectiva, de «enantiotélicas».

Por lo tanto, una acción es «enantiotélica» cuando implica transgredir el propósito central de la norma respectiva. El propósito del art. 19 CN no es amparar acciones disvaliosas, verbigracia entorpecer las investigaciones judiciales de delitos mediante la negativa a hacerse a la prueba de ADN o contaminando las ropas que permitan su individualización.

Esto surge sin esfuerzo del propio texto constitucional que relativiza el derecho a la intimidad cuando señala: «Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de la autoridad de los magistrados».

La negativa de Marcela y Felipe a realizase la prueba de ADN ofende y perjudica al orden: perjudica la investigación judicial en un proceso penal que versa sobre delitos de lesa humanidad de carácter permanente e imprescriptibles.

También perjudica a terceros que en este caso son las otras víctimas: los abuelos, abuelas y organizaciones de derechos humanos que buscan localizar a sus nietos.

La negativa de Marcela y Felipe debe ser calificada de «enantiotélica», no puede argüirse que está exenta de la autoridad de los magistrados y no puede ni debe estar amparada por el art. 19 CN.

Ojalá que la Jueza haga uso de todas sus potestades para el descubrimiento de la verdad.

Todos contra todos, Selva, Sociedad y Derecho.