lunes, 28 de noviembre de 2011

La Sintonía Fina y Yo

La Política siempre se mide por sus resultados y no por sus procedimientos o instrumentos.
Las definiciones de política económica del oficialismo, las denominaciones o descalificaciones por derecha e izquierda de la oposición, tienen sentido sólo como preparación del terreno y del escenario a futuro.
Se le llamará ajuste, tarifazo, sintonía fina, pero son los resultados concretos los que legitimarán el discurso político de cada sector: Cielo, Purgatorio o Infierno.
Nuestro compatriota de la calle, el hombre de a pié, Doña Rosa, etc., ya delegó su representación. Ahora con el poder conferido por la voluntad popular es el momento de demostrar -con resultados- cómo se ejerce la conducción política reclamada.

A la Sintonía Fina la conocí cuando comencé a tener uso de razón porque mi Papá era técnico en electrónica y tenía su taller de reparaciones en la parte de adelante de mi casa. Papá, hijo de madre soltera, finalizó el Servicio Militar en el Batallón de Comunicaciones; su juventud coincidió con la expansión de la educación técnica (1943-1955), y fue uno de tantos beneficiarios de la política de inclusión social del Gobierno de Perón; ingresó a FAPESA (Philips Argentina) y luego, en 1951 cuando se crea la Escuela de Aprendizaje, fue uno de los tantos especialistas egresados para dar soporte técnico a los productos electrónicos salidos de esa fábrica.

 El Sitio de la Escuela Philips contiene un relato de aquellos años:


En esta empresa se necesitaba una cantidad importante de mano de obra especializada y mandos medios con formación en máquinas-herramientas, mecánica, y en electricidad. No solamente esa necesidad era de la Empresa Philips, sino que también faltaban personas con esa capacitación en todo el país ante la gran demanda de las distintas industrias que se iban creando. 


Para satisfacer esta demanda el segundo gobierno peronista crea la Comisión Nacional de Aprendizaje y Orientación Profesional y a través de lo que se conoció como el Impuesto a la Educación Técnica permitió que muchas empresas crearan Escuelas de Aprendices cuya enseñanza se orientara a las áreas técnicas. Así nació la Escuela de Aprendizaje de la Fábrica Argentina de Productos Eléctricos S.A. (FAPESA) situada en la calle Vedia 382, que comenzó sus actividades dentro del predio de la fábrica y cuyo objetivo fundamental era formar individuos especializados en mecánica y electricidad.

Luego de Philips, la especialización de Papá se profundizó en Ranser, RCA Víctor, Philco Ford, y otras tantas subdiarias que instruían a sus expertos para dar soporte técnico en todo el país.

Épocas de Televisores todavía a válvulas, blanco y negro, antenas en los techos de las casas. La perilla más grande tenía la indicación de los canales del 1 al 13 + UHF y otra perilla era la Sintonía Fina: se cambiaba al canal deseado y luego si la imagen no tenía nitidez (fantasmas o lluvia) se usaba la Sintonía Fina.

 Muchos desperfectos se producían por agotamiento de las válvulas que tenían un tiempo de vida útil y entre los grandes fabricantes se destacaban RCA, Sylvania y General Electric. Cada empresa le daba su propia denominación, por ejemplo, en el Sintonizador, una válvula fundamental era la PY84 que podía aparecer como EY84 su equivalente de la competidora o DY84 de otro fabricante.
(fotos meramente ilustrativas)

Desde los 7 años aprendí junto a mi Papá. Hablando de política y electrónica, ayudando en el taller, desarmando los televisores, utilizando soldador y estaño para soldar resistencias y capacitores, midiendo los transformadores de alta tensión que traían los chasis que eran pesadísimos; viendo flybacks y tubos de rayos catódicos que le dan vida e imagen a la pantalla del televisor. Me comí muchas "patadas" de la electricidad y por eso no le tengo miedo a los cables pelados ni a los enchufes; son mis amigos.

La Justicia Social de Perón incluyó a mi Papá, y mi Papá me incluyó a mí.

A los 10 iba solito. Los vecinos se sorprendían de que el hijo más chico de Don Antonio (o sea Yo) abría la parte de atrás de la Tele, desarmaba el sintonizador y cambiaba la dichosa -y agotada- PY84, luego con un minidestornillador plástico hacía la "Sintonía Fina" calibrando una bobina o potenciómetro (según el modelo) que estaba en la parte de atrás.

A veces el agotamiento de la válvula producía desperfectos en otros componentes (capacitores y resistencias) que estaban "en serie" o formando parte del conjunto. Con el Multitester (voltímetro-amperímetro-ohmetro) había que ir midiendo; muchas veces al hacer las mediciones con el televisor apagado parecía estar todo bien, pero lo prendías y aparecía el problema. Hacías las mediciones con el aparato funcionando y ahí te dabas cuenta cuál era el componente que estaba defectuoso.

Entonces lo cambiabas. Soldador y estaño: des-soldar el componente defectuoso y soldar el componente nuevo.

Los otros gurises me miraban con alegría y querían que yo triunfara, que me salieran bien las cosas para que ellos pudieran ver televisión. Las mamás me invitaban jugo de fruta recién exprimido y alfajores. Personas trabajadoras que con mucho esfuerzo habían logrado comprar un aparato para entretenimiento, cultura e información: La Tele.
 No importa si no venía mi Papá que era "el técnico". Alcanzaba con que vaya su hijo de 10 años que estaba bien adiestrado y supervisado para hacer la tarea.
Luego de mi paso por esas casas, todo resuelto para ver y disfrutar de Pepe Biondi, Alta Tensión, Vol-Tops, Rolando Rivas, y tantas producciones que había en esa época.
A mi me gustaba "Príncipe Dinosaurio" (ja ja ja).

A nadie se le ocurrió nunca cuestionarle a mi Papá mi niñez o juventud (como hacen con la Cámpora), ni decir que cambiarle una válvula y una resistencia era cambiarles el Televisor (que el Modelo pasó a ser otro), tampoco le cuestionaron si la válvula era PY84 ó DY84 ó EY84 ni cuál era el fabricante del instrumento.
Ellos querían resultados, querían ver televisión.
La reparación se hacía bien y duraba. Duraba hasta que un nuevo componente se agotaba por su propia dinámica, uso y esfuerzo.

Quedaban sorprendidos por el procedimiento de mandar un pibe de 10 años. Y quedaban sorprendidos porque la reparación era efectiva, buena y duradera. Y quedaban sorprendidos de la sabiduría de ese tipo que tenía la audacia de mandar e instruir de esa manera.

Antes de la reparación se pueden hacer toda clase de especulaciones, con el aparato apagado muchas mediciones no reflejan qué es lo que está fallando, y con el aparato prendido (encendido y funcionando) las mediciones pueden arrojar más claridad. 

El mundo cambia, ya no hay válvulas ni TVs Blanco y Negro.
Aparecieron los TVs Color, la Televisión por Cable, el Plasma, el LCD, la Computadora, hardware (componente físico) software (componente lógico).
Cambió la forma de reparar y la forma de dar soporte técnico.

La realidad política es muchísimo más compleja que un aparato de TV. Obvio. La forma de afrontar los problemas sociales, las crisis económicas externas exigen personas preparadas, una estructura efectiva, seres humanos comprometidos.

Aprendí que en contextos de dificultad, cuando tenés creatividad y das soluciones razonablemente duraderas, lográs una consecuencia importante: prestigio y poder; adhesión y respeto; voluntades que se referencias en vos.
Es la base de la política, sumar voluntades.

El discurso sobre la "Sintonía Fina" merece una valoración similar:
El Cielo, El Infierno o El Purgatorio dependen de los resultados y no de los procedimientos o instrumentos. Siempre fue así y siempre será así. 
Qué suerte que está Cristina.

2 comentarios:

  1. Gracias Ricardoo!!!
    El próximo finde postearé sobre un tucumano ilustre en honor a Vos y Aldo Jarma.

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