sábado, 10 de diciembre de 2011

Soberanía intelectual y revisionismo histórico

Nuestra Presidenta Cristina Fernández de Kirchner dijo:
"hoy la soberanía se defiende haciendo crecer la economía, el empleo y la inclusión […] en un mundo que parece derrumbarse y que nos daba lecciones, hoy, no ya con cañones sino con un concepto político y cultural propio, debemos dar una pelea por la soberanía intelectual "

El mensaje fue parte del discurso pronunciado con motivo de los actos conmemorativos del Día de la Soberanía y la noticia se vio reflejada en varios sitios tales como Diario Registrado (de Diego Gvirtz) y Radio Universidad (Universidad de La Plata). Especialmente el Blog "El Ojo con Dientes", le dedicó un post muy completo con video y todo. 

Evidentemente, las palabras de Cristina no eran de ocasión ni para acariciar el éter sino que estaban enmarcadas en una nueva iniciativa política que se conoció poco después: la creación del Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano "Manuel Dorrego" merced al Decreto Nº 1880/2011 fechado el 17 de noviembre de 2011. 

Como todos saben, la célebre frase "la única verdad es la realidad" se encuentra inmortalizada y atada a la figura de Juan Domingo Perón, no obstante que ella fue acuñada por Aristóteles quien bajo esa consigna demostraba su distancia –diferenciándose– de las posiciones del Idealismo de su maestro Platón (de allí que el amor "platónico" haga referencia al aspecto idealizado). 

Que Perón haya puesto el acento en "la realidad como verdad" tiene sentido cuando se repara que la Historia de nuestro país ha tenido una fuerte presencia de irrealidades, ficciones y abstracciones con el propósito deliberado de imponer y legitimar una idiosincracia y un sentido común que impidiera el desarrollo nacional. 
Por eso, cuando leemos "El fetiche de la Constitución" de José María Rosa, encontramos que, en su dedicatoria, hace suyas las palabras de Arturo Jauretche: 
"Se ha falsificado la historia para que la inteligencia nacional estuviese en el Limbo, mientras operaban otras inteligencias al servicio de una política planificada, desde luego porque toda política implica un plan. Pero desde el Limbo no se puede pensar el futuro. Las naciones están en el mundo y no en el Limbo y desde el mundo –la realidad– construyen su destino. Pasado, presente y futuro son historia. La política de la historia falsificada tendió precisamente a cegarnos la visión de los fines históricos con fines ideológicos, de no dejarnos ver los nacionales para limitarnos a los que llamaron “institucionales”. De allí nuestros demócratas que no acatan a las mayorías, y nuestros liberales que reprimen la libertad. Se ha incorporado a nuestra educación el dogma de que la finalidad de la emancipación Argentina fue construir determinado régimen político, determinada forma institucional, y no ser lisa y escuetamente una nación donde la sustancia predomine sobre las formas. Sería demasiado grosero suprimir la nación, simplemente se le atan las manos haciendo de los instrumentos de su defensa, las redes que la aprisionan" (Arturo Jauretche: Política nacional y revisionismo histórico, 1959).

Desde otro lugar –la religiosidad– Monseñor Enrique Angelelli también puso el acento en la realidad formulando su regla de oro: "Para servir, hay que tener un oído atento al Evangelio y el otro en el pueblo", y en el Sitio El Ortiba se pueden encontrar una muy buena recopilación de notas y datos entre los cuales se destaca la convocatoria que Angelelli hizo a los católicos (laicos, sacerdotes y consagrados) a una Primera Semana Pastoral, donde la propuesta final quedó formulada así: "Caminemos juntos, partiendo de la realidad, la cultura y la tradición de este pueblo. Siempre iluminados por la Luz del Evangelio y del Magisterio de la Iglesia. Queremos ser una Iglesia servidora de los hombres"

La preocupación por sostener un discurso de la realidad tiene, entonces, muchas vertientes y en el Derecho también se destacaron juristas (iusfilósofos) que entendieron la necesidad de formular marcos teóricos donde la realidad fuera el eje principal. 
Tiempo atrás, el abogado tucumano (y bloguero) Aldo Ulises Jarma, integrante de "AJuS - Abogados por la Justicia Social", promocionó la Conferencia Inaugural de esa agrupación en el post "Porque sabemos que el Derecho no es neutral", y agregaba "porque queremos un Derecho a servicio del pueblo y la justicia social. Porque las facultades públicas de Derecho no pueden seguir siendo núcleos conservadores donde sólo se escuchen las voces del neoliberalismo fracasado o el republicanismo elitista"

Estoy totalmente de acuerdo. 

Y justamente, teniendo presente a los tucumanos blogueros como Aldo Ulises Jarma y Ricardo, autor de "Los Huevos y las Ideas", quiero recordar al que -a mi juicio- es uno de los más grandes iusfilósofos que ha dado nuestro país, también tucumano, se trata de: Carlos Cossio

Si hablamos de la realidad, no hay duda que Carlos Cossio introduce una concepción novedosa sobre el Derecho: su aporte fundamental pasa por entender que el Derecho no es sólo norma, sino también realidad social. Por eso, cuando construye su Teoría Egológica del Derecho, no se queda en el plano de la artificialidad de las normas jurídicas sino que pone el acento en la conducta compartida
Cossio dice que el Derecho es "conducta en interferencia intersubjetiva"; lo que está en juego es la valoración de la conducta y la convivencia espontáneas. Si el ser humano es social "por naturaleza" (Aristóteles), entonces hay una creación de Derecho que proviene de la propia práctica social. 

La definición de Cossio es de una originalidad importantísima porque su punto de partida es el ser humano y su conducta, pero no una conducta tomada en forma aislada o individual sino en relación con otros: "vida compartida", "la realidad". 

Estudiar a Carlos Cossio impone detenerse en la época en que desarrolló su concepción del Derecho. Era una Argentina formalmente liberal, un Estado liberal excluyente en lo social, un sistema institucional que beneficiaba e incluía sólo a una minoría privilegiada. El clima político que vivió Cossio fue la emergencia de lo social, de los sectores excluidos que buscaban ser representados por el Estado. Ese fue el empuje de la época en toda América Latina y también en Argentina con el Peronismo. Cossio –que no era peronista– tuvo simpatías con el Peronismo y sus ideas iban a tono con un avance social que tuvo su expresión intelectual en distintas áreas académicas. (Juan Manuel Salgado, Teoría General del Derecho, Universidad Nacional del Comahue). 

Cossio rechazó la concepción europea del Estado basada en una antropología filosófica individualista donde el Estado tiene que intervenir lo menos posible, donde lo social es posterior, donde primero están los sujetos y después se relacionan entre sí –contrato social– haciéndose seres sociales. 
Del mismo modo que el Existencialismo entiende la dimensión social como parte de la individualidad y que el sujeto individual se construye y se constituye en un ámbito social (con otros), Cossio dice que existe una normatividad en la propia existencia, antes del Estado. En el plano del ser –de la realidad– hay sociabilidad; Cossio encuentra el Derecho en el plano de la realidad social. 

Cossio tuvo discípulos brillantes; además de Enrique Aftalión y José Manuel Vilanova, también lo fue Julio Raffo y quiero detenerme en él que actualmente es legislador de Proyecto Sur en la CABA porque más allá de las diferencias políticas que tenga con el Kirchnerismo, es evidente su compromiso con la realidad social (por su historia personal) y forma parte del universo de compatriotas identificados con la soberanía intelectual. 

En un magistral discurso pronunciado en la UBA, Julio Raffo rememoró a Cossio señalando el ostracismo a que fue sometido: 

"Lo cierto es que, a mi juicio, la incapacidad del horizonte intelectual de algunos maestros de esa época, cuando vino el golpe de Estado de 1955 que deriva en un gobierno persecutorio de mucha represión interna en 1956, a Cossio lo echan de la Facultad por peronista. Disparate. Lo que sucede con Cossio es que nunca había formado filas en esta Facultad con la oposición “gorila” demo-liberal porque él no era un demo-liberal. No compartía la visión del diario La Prensa, del diario La Nación de entonces con el peronismo ni con la Iglesia Católica, con quien había tenido severas discrepancias o cuestionamientos recíprocos. Entonces, lo expulsan. En nombre de la “Revolución Libertadora” –1956–, Carlos Cossio fue expulsado de esta Facultad. Y por eso, cuando yo lo conocí, se reunía en los bares; porque no podía entrar acá. En el bar “Y a mí qué” –que no existe más–, en la esquina de Callao y Libertador, y otros bares cerca de la calle Posadas". 

"Y venían juristas: venía Machado Neto, gran jurista brasileño, que ¡yo lo conocí en un bar! O en la casa de Cossio, cuando se mudó a la calle Posadas a un departamento más pequeño –que yo siento con emoción porque lo acompañé a ver varios departamentos hasta que eligió ése–, estaba marginado. Pero marginado y todo, era acompañado por el ex juez ministro de la Corte Suprema de entonces, Esteban Imaz, padre de la principal obra sobre el recurso extraordinario –que es el libro de Imaz y Rey–, por Juan Francisco Linares –gran administrativista–; Enrique Petracchi –el actual ministro de la Corte– también venía y participaba de esas reuniones, Aftalión ya menos porque era un hombre mayor, y otros que no son conocidos pero que trabajaban, pensaban y lo acompañaban a Cossio". 

"Pero no alcanzaba con haberlo echado a Cossio de la Facultad. Había que prohibir que se presentara a concurso porque concurso que hubiera, lo iba a ganar. Su obra había tenido repercusión internacional –está traducida y hay artículos sobre la teoría egológica en danés, inglés, alemán, húngaro–. Uno de los grandes pensadores polacos dialogó muchísimo con Cossio y tiene publicaciones sobre la teoría egológica; entonces a Cossio tenían que excluirlo y prohibirle reingresar porque la Facultad no soportaba el peso específico del pensamiento y la presencia de Cossio en la Facultad". 

"Debo decirles que yo me recibí en el año ’71 y en la reglamentación de entonces, que creo que está vigente, los alumnos podíamos pedir que un profesor nos diera el título. Y yo pedí que me diera el título un profesor echado: Carlos Cossio. Sé que hubo cabildeos en el decanato a ver si lo dejaban o no lo dejaban; se encontraron con un problema normativo. Y entró en el año ’71 a darme el título a mí. Y después entró reincorporado en el año ’73 porque se sanciona una ley de amnistía, aprobada unánimemente por el Congreso de la Nación. Algunos la critican, otros la defendemos. Pero lo cierto es que todos los partidos aprobaron la ley de amnistía.

"Hay un artículo que dice: “Se reincorporarán todos los perseguidos, empleados, funcionarios, docentes…”, y lo llamo y le digo: “Carlos, esto se aplica a tu situación” –porque él concedía el privilegio de que lo tutearan, le gustaba que lo tutearan; me costó pero después ejercí ese privilegio con serenidad–. “¿Te parece?”. “Sí”. Entonces hice un escrito que está en el legajo personal de Cossio –lo vio el doctor Méndez, acá presente–, diciendo al interventor Rodolfo Puigróss: 
“He sido privado de mi cátedra en 1956, situación que se encuentra contemplada en el artículo tal de la ley de amnistía. Solicito mi reincorporación”.

"La llevé a la casa, al último piso de Rodríguez Peña –donde a veces pasábamos fines de semana con amigos conversando–, la firmó un domingo y después la llevé el lunes al Rectorado de la universidad en la calle Viamonte, la sellaron y se produjo la reincorporación de Cossio por aplicación de esa ley. Lo digo y lo subrayo porque en esta casa, un disertante uruguayo, el doctor Sarlo, dijo, y salió publicado, que Cossio había reingresado a la Facultad por presión de los montoneros. Un disparate total, completo. Lo que sucede es que Carlos Cossio, y yo le contesté al doctor Sarlo, tenía por aquellos años una visión de comprensión o simpatía a los movimientos de transformación de América latina y del mundo; veía con simpatía y con profunda crítica en muchas cosas la Revolución cubana, hablábamos de la resistencia de Vietnam; lo que no quiere decir ni que fue montonero, ni que apoyó a los montoneros y mucho menos que reingresó porque lo trajeron los montoneros. Lo digo con todas las letras porque salió publicado con todas las letras, y es muy chocante encontrarse con distorsiones de esta naturaleza".

"Lo cierto es que Cossio, un autor de peso mundial y gigantesco como no ha habido en el ámbito del derecho, a mi juicio, en la Argentina y en América latina, generador de una corriente de pensamiento que, uno podría decir: “Por sus frutos, lo conoceréis”.

"Todo aquel que piense que todo el fenómeno del derecho no está en la norma, sino en la realidad de conducta, que esa realidad tiene valores; por eso somos primos o hermanos o alguna relación tenemos con los trialistas porque también enfatizamos los valores, la justicia y el conocimiento del derecho como fenómeno de realidad".


El Homenaje conjunto a Carlos Cossio y Werner Goldschmidt vuelve a relacionarnos con Tucumán porque Goldschmidt, el padre del Trialismo, vino a la Argentina como catedrático de la Universidad de Tucumán y luego se quedó definitivamente. Su continuador es el Profesor Miguel Ángel Ciuro Caldani, principal exponente argentino del Trialismo, quien dijo respecto de ambos: 
"Además de ser parte de la vanguardia del pensamiento universal, los aportes jusfilosóficos de Cossio y Goldschmidt, sobre todo al integrar en diversos grados la realidad social, las normas y los valores, son expresión muy profunda de la idiosincracia latinoamericana […] Si América Latina y sobre todo Argentina, tienen algo original que decir en el concierto universal de la iusfilosofía, deben hacerlo al hilo de la egología y el trialismo. El porvenir de ambas teorías depende mucho del futuro que tenga nuestra cultura, pero no cabe duda que las ideas de Cossio y Goldschmidt ocupan un lugar de verdadera vanguardia en el pensamiento de nuestro tiempo" 
(Miguel Ángel Ciuro Caldani: Homenaje a Werner Goldschmidt y Carlos Cossio, disponible en el Sitio "Cartapacio"). 

El iusfilósofo brasileño Luiz Fernando Coelho, en sus conferencias de Buenos Aires y San Carlos de Bariloche (2005) subrayó la dimensión universal de la teoría egológica en la historia del pensamiento jurídico, tanto como para sostener que hay un antes y un después de Cossio, ninguno mejor que Cossio supo interpretar al Derecho como experiencia, y concluyó que la teoría egológica de Cossio, junto con la teoría tridimensional de Reale, la teoría trialista de Goldschmidt y la teoría raciovitalista de Recaséns Siches, son alternativas teóricas aptas para liberar a la jusfilosofía iberoamericana del colonialismo cultural

Para terminar, quiero recordar que Cossio también estudió y se ocupó de dar una definición sobre lo que debe entenderse por "revolución"; siempre partiendo de la realidad social dice que "hay revolución cuando se rompe la lógica de los antecedentes" (Carlos Cossio: "El concepto puro de revolución", Barcelona, Bosch, 1936, especialmente págs. 46 y ss.). 

La definición de Cossio viene bien en este momento donde la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner inicia su segundo mandato. 

Muchos compatriotas nos hemos dado cuenta -porque es evidente, porque miramos y somos parte de la realidad social- que hay una ruptura. Como ocurrió con el primer Peronismo. 

A partir de Néstor y Cristina hay claramente una revolución… Y estamos en ella con alegría, con mucha alegría. 

 

(video choreado a Gerardo Fernández, Luigi y NatDevoto)

7 comentarios:

  1. Muy, pero muy buen post.
    No conocía a Cossio. Te lo agradezco.

    Un abrazo.

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  2. Excelente post: me toca enseñar a Carlos Cossio en la Facultad de Derecho de la UNT, ya que soy profesor de "Teoría del Derecho y la Justicia", y desconocía las palabras que le dedicó Julio Raffo. Gracias por transcribirlas.
    Gracias por la cita que me haces también.
    Para seguir con las coincidencias, el día que presenté la charla de AJUS, comencé recordando a Carlos Cossio.
    Abrazo grande.

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  3. Ricardo y Aldo, gracias por pasar y que les haya gustado el post (lo escribí especialmente para ustedes).

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  4. Execelente post y excelente el video choreado tb .
    Cuantas injusticias se han cometido en nuestro país con nuestros intelectuales y cientificos pero cuantas se hen reparado en este gobierno Kx3
    Mabel

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  5. Gracias Mabel. Por eso lo importante del revisionismo histórico y de la soberanía intelectual que tanto movió el avispero en los sectores conservadores. Y por eso destaco a Aldo que enseña un Derecho al servicio del Pueblo.

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  6. Estimado David: mucho te agradezco, en nombre de los ególogos, tu prolija referencia a Cossio. También te agrdezco en mi nombre personal tu referencia a mi relación con Cossio que me hizo recordar, con emoción, su figura. Lo conocí en 1964 (yo tenía 20 años) y desde entonces lo seguí en sus seminarios que realizaba en bares o en su casa por estar excluído de la cátedra universitaria a raiz de la persecusión gorila de 1956. Me considero un privilegiado porque me dispensó su amistad, me escribìa durante mi exilio en Brasil y me ayudó a que allí encontrara un lugar para enseñar.
    Tu generosa referencia a mí persona, a pesar y más allá de las diferencias políticas que tengamos en la coyuntura,es un gesto poco común en los tiempos que corren, lo cual compromete más aún mi reconocimiento.

    Gracias y un abrazo

    Julio Raffo

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  7. Julio: gracias a Usted por su visita, es un honor. Su conferencia sobre Cossio me produjeron la misma emoción que siente Usted ahora al recordarlo.
    Estoy convencido que quienes trabajamos en el campo jurídico debemos reivindicar el pensamiento de Cossio porque es clave para pensar e interpretar la realidad de nuestro tiempo.
    Usted que ha sido su discípulo merece mi mayor respeto porque además lo avala su propia trayectoria de vida, como político y como jurista.
    Le agradezco por su comentario y lo abrazo fraternalmente.

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