jueves, 27 de marzo de 2008

La Biblia, el adúltero y el divorciado:

Días pasados se publicó en el Diario La República una interesante nota del Dr. Marcelo Sebastián Midón de tono (muy) crítico hacia la decisión del Estado Vaticano de no otorgar el plácet al embajador designado por el gobierno argentino debido a su condición de divorciado. Se lo puede leer en: http://www.diariolarepublica.com.ar/notix/noticia.php?i=139553&f=2008-02-29 .

Sería desopilante que otros gobiernos adoptaran posturas similares, veamos: los Estados Africanos no otorgarán plácet a embajadores designados que no sean de raza negra; los Estados Árabes confesionales no otorgarán plácet a embajadores designados que no vayan acompañados de sus respectivos harems; el Estado de Israel no otorgará plácet al embajador designado que no se encuentre circuncidado; el Estado de la India no otorgará plácet alguno, salvo a los vegetarianos, porque aquí todos comemos asados y en la India la vaca es sagrada. Ah!, China y Japón en cambio nos recibirán con los brazos abiertos porque aquí se cultiva arroz el cual tiene un componente sagrado para las religiones orientales.

Las posturas absurdas son muy graciosas cuando se las llevan al extremo. Pero cuando se concretan en la realidad y con mayor razón en el ámbito de las relaciones internacionales, tienen un tufillo verdaderamente horrible.

Recuerdo el relato bíblico de Abraham quien no podía tener hijos con Sara porque ésta era infértil. Sin embargo recibió una dispensa del Señor para tener relaciones con su esclava Agar. De esa relación nació Ismael (el padre de los pueblos árabes) y todos tenemos derecho a pensar que ese episodio constituye un adulterio liso y llano. ¿Dios autorizó un adulterio?
Si Dios fue sabio para comprender la situación, hay que interpretar que “su Iglesia” no tiene capacidad para comprender situaciones.

O mejor dicho –y como bien lo dice el Dr. Midón– son los hombres que componen esa Iglesia quienes adoptan actitudes obstinadas y absurdas.
“La Iglesia es Santa y Pecadora” dice un viejo adagio, aunque en este caso no se vea nada de lo primero.
Más Selva, menos Sociedad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario