viernes, 6 de abril de 2012

¿ Jesús o Barrabás ?

La Santa Biblia, tal como la conocemos, es una construcción política.
El Concilio de Nicea, celebrado a instancias del emperador Constantino, "consensuó" el texto de la Vulgata que se venía utilizando desde hacía tiempo antes. Se desecharon otros textos, llamados apócrifos, se hicieron agregados/interpolaciones, y se suprimieron las referencias que pudiesen perjudicar la imagen del imperio romano y al imperialismo como forma de dominación.
Lo que podemos comprar como Biblia en alguna librería es el trabajo de varios siglos de modificaciones; sucesivos concilios a gusto del poder imperial.
Es una triste realidad que los católicos no queremos aceptar.

De todos modos vamos a misa y conmemoramos la pascua.
La figura de Jesús mantiene su atractivo porque, en el medio de las distorsiones sobre su historia, deja a flote la importancia de construir una estructura que prosiga la labor de los liderazgos circunstanciales.

Según la Biblia, dijo Pilato: «¿A cuál de los dos queréis que os suelte?», respondieron: «¡A Barrabás!». Pilato: «Y ¿qué voy a hacer con Jesús, el llamado Cristo?». Y todos a una: «¡Sea crucificado!» -«Pero ¿qué mal ha hecho?», preguntó Pilato. Mas ellos seguían gritando con más fuerza: «¡Sea crucificado!» Entonces Pilato, viendo que nada adelantaba, sino que más bien se promovía tumulto, tomó agua y se lavó las manos delante de la gente diciendo: «Inocente soy de la sangre de este justo. Vosotros veréis.» Y todo el pueblo respondió: «¡Su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos!».

Es poco creíble la actitud "magnánima" del delegado imperial y el procedimiento "deliberativo" con que se tomó la decisión hace recordar a la Democracia Deliberativa que ya en aquel entonces se ponía al servicio de los opresores, tal como lo hace en la actualidad a través de sus "intelectuales", periodistas y constitucionalistas.

El "populismo" de Jesús, sus peregrinaciones, el contacto directo con el pueblo, curaciones a leprosos, ciegos que volvían a ver, muertos que resucitaban, etc., todo eso tenía, además, una estructura partidaria perfectamente aceitada y adoctrinada. 12 apóstoles y muchos varios seguidores: 1) Simón rebautizado como Pedro (San Pedro, el portero del Cielo), 2) Santiago de Zebedeo (Santiago el mayor), 3) Juan, 4) Andrés, 5) Felipe, 6) Bartolomé, 7) Mateo, 8) Tomás, 9) Santiago de Alfeo (Santiago el menor), 10) Tadeo, 11) Simón el Cananeo (Simón Zelotes según el Evangelio de Lucas), 12) Judas Iscariote, reemplazado por Matías luego de su suicidio.

Jesús puso en práctica aquello de que "la organización vence al tiempo". El movimiento estuvo proscripto y en la clandestinidad (catacumbas), tenía su rama femenina con María Magdalena, la juventud en Juan (Cabandié?) el más joven de los apóstoles, y como ocurre en cualquier actividad, alguien que defecciona: Judas. Tuvo un menemista que subvirtió la doctrina, Saulo de Tarso. Y Los Zelotes, la facción más extremista del movimiento, tenían presencia a través de Simón El Cananeo ―llamado Zelotes en el Evangelio de Lucas―; también es posible que Judas no haya sido "Iscariote" sino al revés, o sea "Sicariote" de Sicario, la rama más violenta y sectaria.

El neoliberalismo y la economía de libre mercado no estaban a tono con el proyecto de Cristo:
«Y encontró en el Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas
[mesa de enlace]
y a los cambistas en sus puestos. Haciendo un látigo con cuerdas, echó a todos fuera del Templo, con las ovejas y los bueyes; desparramó el dinero de los cambistas y les volcó las mesas
[impedir especulación y corridas bancarias]
y dijo a los que vendían palomas: «Quitad esto de aquí. No hagáis de la Casa de mi Padre una casa de mercado»
[no al neoliberalismo]

Luego del fraude electoral de Pilato, no se supo nada más de la vida de Barrabás.
El imperialismo condenó a Jesús, utilizó la tortura y la crucifixión contra él.
Tras su muerte, la opresión romana se intensificó y se sucedieron varias revueltas, la primera durante los años 66 a 73 d.C. que contó con el protagonismo primordial de Los Sicarios y Zelotes; la segunda en el 115 a 117 d.C. llamada Guerra de Kitos liderada por un tal Lucas (Carrasco?); y la tercera en el 132 d.C. acaudillada por Simón Bar Kojba (Simón Barcokebas) que fue proclamado el "Messías" por el Sanedrín.
Todas culminaron en derrotas.

Pero el Cristinismo, perdón, el Cristianismo tuvo capacidad para organizarse y reorganizarse. Y perdura hasta nuestros días.

Felices Pascuas.

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